¿Por qué una Universidad Corporativa para la mediana empresa?
Hasta hace poco llevar adelante una estrategia de Universidad Corporativa podía resultar costoso, sin embargo, hoy se puede llevar adelante desde un modelo de outsourcing, lo que sumado al uso de herramientas tecnológicas, acerca una estrategia tan beneficiosa como esta, a la mediana empresa.
Imagina esa corporación enorme, empresa peruana de alcance internacional con prácticas modernas, “de clase mundial” como comúnmente decimos. Los talentos jóvenes se desvelan por postular, los gerentes más curtidos y exitosos, cuando son convocados, hinchan el pecho y se ponen la camiseta, y es que una cultura organizacional positiva y productiva, y una marca empleadora sólida llaman, convocan. Estas empresas tienen varias cosas en común, una de ellas es que ser productivas y atractivas para los talentos y gestionar el conocimiento que estos producen están entre sus principales planes de desarrollo organizacional. Cuando llega el momento (es decir, cuando tienen los recursos) la Universidad Corporativa es una estrategia elemental y básica. Pero… por qué esperar a que “me sobren” recursos para hacerlo; por qué no priorizar algo tan elemental como potenciar la competitividad y transformar la nuestra en una organización tanto inteligente como sistémica y deseable en su conjunto para los talentos.
Cuando miramos hacia el mundo corporativo, muchas veces resulta realmente sorprendente observar lo bien que algunas empresas (y hago hincapié nuevamente en ello, principalmente las grandes) han entendido el valor que genera la capacidad de una organización para aprender y la adecuada (y estratégica) gestión del conocimiento, pues ello optimiza el desempeño actual y potencia el desempeño a largo plazo de su conjunto.
Para hacer una analogía pensemos, en la educación de nuestros hijos por ejemplo ¿por qué los educamos desde tan pequeños? De primera parece algo obvio, pero reflexionemos al respecto y hagamos una analogía entre la educación de una persona y el balanced scorecard de una empresa. Sin duda como personas cuando logramos un desarrollo adecuado, la base de conocimiento (habilidades técnicas) nos permiten resolver problemas. Así, la educación tiene un efecto también sobre el desarrollo de nuestras habilidades, por ejemplo, la manera como nos comunicamos o cómo planificamos, lo que nos permite ser más productivos (procesos). Luego la forma en que nos relacionamos con los demás y socializamos resulta siendo determinante pues los humanos para lograr nuestros objetivos somos seres interdependientes (dimensión de cliente o proyección al mercado). Finalmente, el producto de nuestra competencia, resulta siendo nuestra capacidad para lograr resultados y generar riqueza (dimensión de resultados). A esto podríamos llamar el balanced scorecard de nuestra vida.
Cuando uno desarrolla un modelo de Universidad Corporativa en una empresa (mediana o grande), además de fortalecer las competencias que apalancan el desempeño, se sientan las bases de la personalidad de la empresa, la cultura que la regirá y el perfil del colaborador (deseado). “Sin querer” hemos puesto los cimientos de una marca empleadora potente, el sello de una empresa deseable y exitosa donde todos sabemos qué debemos hacer y por qué lo hacemos.
Hasta hace poco llevar adelante una estrategia de Universidad Corporativa podía resultar costoso, sin embargo, hoy se puede llevar adelante desde un modelo de outsourcing, lo que sumado al uso de herramientas tecnológicas, acerca una estrategia tan beneficiosa como esta, a la mediana empresa.
Y tú… ¿Ya tienes tu Universidad Corporativa?