Es 2019, y las tecnologías vienen avanzando a pasos agigantados, las personas aún desconfían de algunas transacciones virtuales, se habla de la moneda virtual o del monedero en tu celular como algo casi inevitable, pero también se señalan las innumerables teorías conspirativas detrás de estas innovaciones. ¡Nos van a tener monitoreados! Manifiestan algunos con miedo. […]

Es 2019, y las tecnologías vienen avanzando a pasos agigantados, las personas aún desconfían de algunas transacciones virtuales, se habla de la moneda virtual o del monedero en tu celular como algo casi inevitable, pero también se señalan las innumerables teorías conspirativas detrás de estas innovaciones. ¡Nos van a tener monitoreados! Manifiestan algunos con miedo. ¡Eso nunca va a ocurrir! Dicen otros más escépticos.

 

En educación por su lado las entidades comercializan programas tanto en su versión presencial, como en su versión virtual (ya hace algunos años). Los precios de la virtualidad son considerablemente menores, pero aún así no todos se animan a pagar por un programa en este formato, pues la virtualidad es percibida como “de menor calidad”. En efecto de vez en cuando se llevan una mala experiencia lo comparten (lo que abona a fortalecer esta creencia). Por supuesto, como cualquier mercado (sobre todo en desarrollo) … ¡hay de todo!

 

Ahora avancemos 50 años hasta el 2069… encontraremos en esta nueva realidad, que de una manera u otra todos los procesos (y nuestra vida), tienen una alta dosis de tecnología y virtualidad, ¡los Supersónicos se quedaron realmente cortos! Más cerca tal vez estuvieron los locos capítulos de “The Black Mirror”.

 

Ahora regresemos a la actualidad, y 2020… ¡sorpréndenos! Sin duda este 2020 nos viene aterrizando a una nueva realidad, que pone de manifiesto la importancia de la tecnología para comunicarnos, para producir, para vender, y cómo no, para educarnos y capacitarnos. Este año viene siendo para la educación ese gran experimento, que ni en los sueños más locos nos imaginamos. Este loco experimento ya viene dejando algunas conclusiones interesantes, algunas bastante obvias como que la virtualidad llegó para quedarse, y que muchas cosas no volverán a ser lo mismo, pero también algunas interrogantes sin respuesta, sobre cómo se reconfigurarán los nuevos esquemas cuando volvamos a la presencialidad.

 

Sin duda cuando todo esto pase, y podamos volver a las aulas, resaltará nuevamente la importancia de la presencialidad. El niño debe aprender a socializar y hacer amistades no hay duda, y el mecánico o el operario necesita de ese instructor o mentor que le enseñe en la misma máquina, o el psicólogo, que mirará a los ojos a su paciente (nada de por medio salvo tal vez unos anteojos) para comprenderlo y ayudarlo… en general los humanos necesitamos del contacto (y de ese gran abrazo que hoy no podemos dar). Sin duda este gran experimento del 2020 nos ayudó a tomar conciencia de la importancia de apoyarnos en la tecnología para hacer las cosas. Los colegios deberán (casi obligados), tener un campus virtual adecuado, para que sus alumnos por ejemplo desarrollen sus tareas en casa con mayor autonomía. Así los niños tendrán la oportunidad de, desde sus casas, interactuar y trabajar en equipo con sus compañeros. Los ejecutivos en las empresas (pequeñas, medianas y grandes), hoy son más conscientes de la necesidad de capacitarse o de eventualmente contar con una plataforma de E-Learning, y en general, del valor que ha adquirido la tecnología para mejorar nuestras capacidades en todos los aspectos.

 

¡Sin duda, la tecnología llegó para quedarse! En realidad, ya estaba, simplemente le estamos perdiendo el miedo, y cada vez la podremos aprovechar mejor. No tengamos miedo, y tomemos las buenas decisiones que no tomamos en el pasado.

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